15/7/10

Payaso.


Soy un payaso. Payaso. Si, vendo globos y soy infeliz. Me encajetaron el turno de la tarde los otros. Los odio. Vendo globos. Es penoso. Es patético. ¿Sabes? Yo fui actor. Quise hacer cosas grandes. Nunca deje de colaborar en los actos escolares. Mira a donde me llevo. Payaso. Globos de colores. Pague fortunas en seminarios y talleres. Yo entiendo el arte de la interpretación. Nada. Ni un casting Ni una obra. Nada. Solicite el puesto en el parque de la costa porque si no ganaba algo de plata mi mami me echa de casa. Payaso. ¿Un globo?- Gracias. Manga de mediocres. El calor me derrite el maquillaje y los pibes piensan que soy alguno del castillo de terror. Una tarde uno me grito: “engendro poliforme”. Todas las pestes se descostillaban de risa. Me la banque. Estoy entrenado. Tengo cronometrado el llanto de los pendejos. A veces cuando vienen por un globo me permito una provocación. Ellos ponen sus delicadas manos para recibirlo y cuando casi lo tienen hago un gesto torpe. Ay! Le suelto el globo. Las lagrimas. Esas benditas lágrimas. Deleite de dioses. El padre intenta consolar al nene llorón pero nada se puede hacer. Le arruine el día. Si, si. Disfruto horrores al desquitarme con los niños. Soy una mala persona. Lo sé. Los pibes siguen gritando y los papas solo se ocupan de tomar la coca cola light caliente. A veces me imagino en la montaña rusa roja. Me desprendo y vuelo entre tripas y plumas por los aires. Para nunca más volver.